miércoles, 12 de febrero de 2014

resumen 1º capitulo -el orientador experto

El Orientador Experto

Un Modelo para la Ayuda Sistemática y la Relación Interpersonal.

Resumen del Capítulo 1: La ayuda, el orientador y el que se adiestra

¿Desorden o riqueza?.

·         El principiante o aquél que se adiestra necesita un modelo práctico de trabajo que le diga:
o   Lo que él debe hacer para ayudar a otros en malestar emocional.
o   Qué habilidades necesita para ello y cómo adquirirlas.
o   Lo que debe hacer la persona que viene por ayuda en este proceso.
o   Qué habilidades necesita la persona que viene por ayuda para envolverse a sí misma(o) en este proceso y cómo adquirirlas.
o   Qué pasos o etapas forman parte del proceso de ayuda.

Un modelo de trabajo para la ayuda.

·         El autor prefiere un enfoque empírico en la orientación y la psicoterapia, complementado en la práctica con enfoques descriptivos sobre el hombre.
·         Recomendación: El principiante no debe acercarse a la orientación a través de ninguna escuela específica, y que debe tener un modelo práctico para ayudarle a captar el sentido de las escuelas, teorías y técnicas de ayuda que existen.

El orientador principiante necesita un marco referencial de trabajo de dos clases. 

a)      Un marco práctico:

·         El principiante necesita un sistema que le diga a él qué hacer para ayudar. El modelo de ayuda presentado aquí proporciona una estrategia práctica para ayudar.
·         Se divide en tres etapas: El modelo trabaja si el orientador ha desarrollado las habilidades mencionadas por el modelo y si él usa estas habilidades en cada etapa del proceso de ayuda.
·         Un ayudante así es llamado de "alto nivel" y se le distingue del orientador de "bajo nivel" que es uno que no ha desarrollado las habilidades del modelo o que no ha dominado e1modelo mismo o que no usa las habilidades que tiene al tratar de ayudar.

b)      Un marco integrante:

·         El principiante también necesita un marco de trabajo que le capacite para tomar ideas, técnicas y metodología de otras teorías y enfoques e integrarlos con su propio concepto y práctica de ayuda (“Eclectisismo sistemático”)

La crisis en la ayuda.

·      Las profesiones de ayuda necesitan ayuda ya que: Orientar no es un proceso neutral: o es para mejorar o es para empeorar.
·      El hallazgo de Carkhuff de que el orientador experimentado promedio, en un proyecto de investigación que se hizo, fue un orientador de "bajo nivel" y sin duda, una de las áreas principales de su falta de desarrollo eran las relaciones interpersonales.
·      En psicología clínica se mueven directamente de una educación estrictamente académica a la práctica internista, en la cual ellos son responsables de tratar clientes. Esta práctica parece no tener ética, pues el que se adiestra no ha tenido que demostrar un nivel adecuado de pericia en las habilidades básicas de ayuda. Carkhuff y sus asociados (Carkhuff, 1972d; Carkhuff y Berenson, 1967, págs. 7-11) encuentran evidencias al indicar que muchos estudiantes graduados en las profesiones de ayuda se vuelven menos capaces de ayudar debido al adiestramiento que ellos reciben. Son una devastadora combinación los programas de adiestramientos demasiado cognoscitivos, no sistemáticos, llevados por educadores que carecen de las habilidades básicas para ayudar.
·      Otra señal de la necesidad de reforma en las profesiones de ayuda es la tendencia de muchos orientadores de dar más ayuda a quienes menos la necesitan (Goldstein, 1973; McMahon, 1964; Schofield, 1964; Shapiro y Asher, 1972; Williams, 1956). El cliente preferido de muchos orientadores es lo que Schofield llama el paciente "YAVIS" - young, attractive, verbal, intelligent, and successful (joven, atractivo, verbal, inteligente y con éxito). Por lo tanto, mucho del "éxito" experimentado por tales orientadores se debe al hecho de que ellos escogen clientes mínimamente perturbados y con óptimos recursos.
·      La presente crisis puede verse o como un problema o como un aprieto. Cuando se ve como aprieto, se retuercen las manos y se critica, la clase de crítica que no hace nada más que suscitar más crítica. Sin embargo, si la presente crisis se ve como problema, podemos empezar a dar los pasos necesarios para resolverlo. Si existe una extensa literatura sugiriendo que los presentes programas de adiestramiento no producen orientadores efectivos, nosotros podemos diseñar programas que sí lo hagan. Si vemos que una de las fallas principales de estos programas es que ellos no proveen el adiestramiento sistemático en habilidades que se ha demostrado ser efectivas en el proceso de ayuda (Ivey, 1971; Matarazzo, Wiens y Saslow, 1966; Whitely, 1969), podemos desarrollar programas basados en tal adiestramiento sistemático. Este libro intenta ser una introducción para tales programas.

Destrezas y problemas socio-emocionales.

·         Presupuestos básicos:
o   Que el orientador es una persona experta, una persona que vive realizada y que ciertamente está viviendo más realizada que el cliente, en las áreas de los problemas del cliente y
o   Que el cliente aprenda las habilidades que necesita para vivir más efectivamente a través del proceso de orientación.
·         Una forma de mirar la conducta “loca" de la persona con problemas socio emocionales es ésta: cuando una persona encara ciertas situaciones de vida llenas de tensión, él o ella pueden no tener las habilidades necesarias para tratar sobre el problema y la tensión.
·         Por lo tanto el objetivo del orientador, a través de este modelo, es brindarle al cliente las destrezas que necesitan para vivir la vida y para enfrentarse a sus crisis más efectivamente. Un conjunto de habilidades es de suprema importancia: habilidades para las relaciones humanas básicas, las habilidades que se necesitan para un efectivo envolvimiento con otros, en especial: destreza en las relaciones interpersonales como un factor crítico en el desarrollo de un sentido de identidad.
Retrato de un orientador.

·         El orientador debe ser una persona comprometida con su propio crecimiento: físico, intelectual, emocional, social, y hasta incluso espiritual.
·         Ya que se da cuenta de que primero debe modelar la conducta en sí mismo que él espera ayudar a que otros alcancen. Sabe que puede ayudar solamente si, en sentido pleno del término, él es un ser humano "potente", una persona con voluntad y recursos para actuar. 
·         Algunas características esenciales del orientador “ideal”:
o   Muestra respeto hacia su cuerpo a través de dieta y ejercicios apropiados.
o   Posee una adecuada inteligencia básica (ni se subestima ni pretende saber más de lo que realmente sabe), por lo tanto siempre se mantendrá actualizado (es un hombre/mujer en proceso).
o   Lee ávidamente
o   Es una persona práctica, un “traductor” y un integrador.
o   Tiene un buen sentido común y una buena inteligencia social.
o   Escucha atentamente al otro (presta atención al lenguaje verbal y no verbal).
o   Es empático.
o   Un buen orientador es concreto en sus expresiones, trata con sentimientos reales y conducta real más que con formulaciones vagas, psicodinámicas oscuras, o con generalidades. Su hablar aunque cuidadoso y humano, es también llano y va al grano

Retrato del que se adiestra.

·         Al igual que el orientador, el que se adiestra también debe aprender a vivir efectivamente, física, intelectual y socio-emocionalmente. Ciertamente debe aprender a tratar con la problemática de su, propia vida, no de una vez por todas, sino continuamente, porque es una persona en proceso.
·         En programas de adiestramiento de alto nivel (esto es, en programas que cuenten con practicantes altamente motivados y llevados por adiestradores de alto nivel que sean orientadores efectivos), es preferible que los practicantes traten con material real en su práctica de interacciones. El contenido de estas interacciones debe ser relevante para sus estilos interpersonales y de ayuda. Al principio, los practicantes pueden hablar sobre asuntos menos amenazantes (pero reales) hasta que la armonía y la confianza hayan sido establecidas y posteriormente hablar sobre temas más críticos. De esta manera, el programa ideal proveerá tanto un adiestramiento como un tratamiento (en la medida en que este último sea necesario). Es obvio, entonces, que los practicantes no llevarán el mismo paso, pues algunos tendrán más problemas con los que trabajen que otros; así pues, la suposición de que todos deben llevar el mismo paso no es correcta. Estas son las principales razones por las que yo prefiero usar problemas reales de clientes, más que el role-playing en sesiones de práctica.
·         El primer principio es que el que se adiestra debe siempre permitírsele hablar acerca de lo que él quiera hablar; él debe siempre estar en control de su propio descubrimiento y de su propia exploración
·         Mientras más real sea el proceso de adiestramiento, más beneficios obtendrá el que se adiestra. Puesto que ayudar es finalmente una acción (cambio constructivo de la conducta por parte del cliente) y el orientador es un agente de cambio en un proceso colaborativo de influencia social, el que se adiestra, también, debe ser un agente; esto es, él mismo debe esforzarse y envolverse activamente en el programa de adiestramiento antes que someterse pasivamente a él y nada más.
·         Los años de escolaridad como se conducen generalmente, enseñan a los estudiantes a ser pasivos; es decir, los estudiantes aprenden a someterse a una educación. Esta pasividad es difícil de erradicar
·         La primera responsabilidad del que se adiestra es adquirir las destrezas que han demostrado ser efectivas en el proceso de ayuda: prestar atención, comunicar la empatía precisa, respetar, ser concreto y auténtico. Un segundo conjunto de destrezas esenciales gira alrededor de los principios del aprendizaje y el mantenimiento y cambio de la conducta. Puesto que estos principios sustentan la conducta, incluyendo conducta de ayuda, el que se adiestra debe aprenderlos o familiarizarse con ellos. Incluyen la naturaleza y función del refuerzo, condicionamiento, moldear conducta, estímulos aversivos y otros.
·         Una destreza personal que el adiestrado debe adquirir durante el programa, es la de evaluar sus puntos fuertes y deficiencias reales en ayudar y en relaciones humanas
El adiestrador. 

·         Los adiestradores mismos tienen que ser orientadores de alto nivel (más alto de aquellos que se están formando), de lo contrario, perjudicarán en el proceso a los adiestrados y bajarán a su vez su propio nivel. Ley: “el adiestrar puede ser para bien o para mal”.
·         Ley de multiplicación: “Sugiere que una persona realmente posee una destreza solamente cuando es capaz de enseñarla a otros” (Ivey,1971).
·         Por lo tanto: Los mejores practicantes se vuelven los mejores orientadores; los mejores orientadores son los mejores adiestradores (Carkhuff, 1972c).

COMENTARIO

En la siguiente lectura hemos podido apreciar cómo se le brinda al psicólogo una ayuda práctica de poder orientar o “adiestrar” como se le llama.
Es un libro orientado a la ayuda que le puede brindar un orientador a su orientado, el cual debe llevar un proceso serio que implica compromiso, responsabilidad y sobre todo el desarrollo de habilidades básicas pero esenciales para que se realice un buen trabajo.
La lectura es importante ya que no solamente nos brinda pautas de orientación con respecto a cómo debe comportarse el orientado, sino también por parte del orientador y los roles que debería cumplir. Puedo concluir que este 1º capitulo es muy bien explicado por el autor Gerard Egan a tal punto que las explicaciones que brinda, son lo suficientemente entendible para poder llevarlas a cabo en la práctica diaria y la labor psicológica y comunitaria.



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